¿Es
realmente el Papa Romano el
VICARIO DE JESUCRISTO?
El presente estudio intenta
reflexionar al respecto.
“Yo estoy con vosotros, todos los días...”
No es necesaria mucha
explicación para comprender que se SUSTITUYE o REEMPLAZA a alguien cuando
ese “alguien” obviamente NO ESTÁ. Resultaría extraño decir que “venimos a
reemplazar a Alberto”, cuando Alberto está parado al lado nuestro...
Jesucristo
prometió estar con sus discípulos “todos los
días, hasta el fin del mundo.” (Mateo 28:20).
Si creemos en Cristo, creemos
en Sus promesas y creemos en la Omnipresencia Divina, nos preguntamos:
¿necesitaría Jesucristo que alguno de sus discípulos actúe como Su
“vicario”? Si tomamos como base el ejemplo de
"Alberto", la evidente respuesta es NO. No
es necesario ningún “sustituto o reemplazante”, ya que Cristo mismo
prometió MARAVILLAS para Sus discípulos que lo
invoquen:
a)
ESTARÍA PRESENTE
(literalmente: en medio) con sólo "dos o tres" que se reúnan en Su nombre
..
“donde
están dos o tres
reunidos en mi nombre, allí estoy
yo, en medio de ellos..” (Mt 18:20)
b) RECIBIRÍAN RESPUESTA los pedidos hechos al Padre, en el nombre de Jesús...
“Y
todo lo que pidáis
en mi nombre,
yo
lo haré,..”
(Jn 14:13)
“Si me pedís
algo en mi nombre, yo lo
haré.” (Jn 14:14)
“..;de
modo que
todo lo que pidáis
al Padre en mi nombre
os lo conceda.”
(Jn 15:16)
“..en
verdad os digo, lo
que pidáis al Padre os lo dará
en mi nombre.”
(Jn 16:23)
“..Hasta ahora nada le
habéis pedido en mi nombre; pedid, y
recibiréis..” (Jn 16:24)
Además Cristo prometió que las obras milagrosas que sus discípulos estarían en condiciones de hacer serían hechas “en el nombre de Cristo” (Mr 9:39; 16:17-18), o sea, gracias a Su Poder Soberano eterno. El milagro, a través del discípulo, sería obrado por el mismo Dios. De ninguna manera se entiende que el poder sería “transferido” a los discípulos, sino que ellos actuarían “en nombre de Cristo” (Hch 3:6; Hch 4:9-10; Hch 16:18; 2ºCor 5:20 ). Y esto claramente está dirigido a TODOS sus hijos espirituales, y no a una elite o “casta sacerdotal”. (Jn 14:12; Col 2:8-15)
Actuar “en nombre de”
alguien es una cosa muy
diferente a “reemplazar” a ese alguien. Reemplazar es “tomar el lugar” de
alguien, es SUSTITUIRLO (ser su "vicario", según
las definiciones que hemos leído).
¿Insinuó Cristo, alguna vez, acerca de la
necesidad de ser sustituido por algún hombre, en la Tierra? ¿Podría un
hombre, cualquier hombre, por más puro, casto, célibe, consagrado y
piadoso que intente ser, sustituir a Jesucristo?
Además,
otros vicarios de Cristo..
Para la Iglesia de Roma,
no es suficiente con sustituir a Cristo con el Romano Pontífice.
También...
«Cada
obispo tiene, como vicario de Cristo, el oficio pastoral de la
Iglesia particular que le ha sido confiada,...»
Catecismo Nº 1560.
«La
consagración episcopal confiere, junto con la función de santificar,
también las funciones de enseñar y gobernar... En efecto...por la
imposición de las manos y por las palabras de la consagración se confiere
la gracia del Espíritu Santo y queda marcado con el carácter sagrado. En
consecuencia, los obispos, de manera eminente y visible, hacen
las veces del mismo Cristo, Maestro, Pastor y Sacerdote, y actúan
en su nombre
[*]
(in eius persona agant)" (ibid.). "El Espíritu Santo que han recibido ha
hecho de los obispos los verdaderos y auténticos maestros de la fe,
pontífices y pastores" (CD 2).» Catecismo Nº
1558
[*]
“hacer las
veces..” ("tomar
el lugar", o
sea reemplazar) es
una cosa muy diferente a
“actuar en su nombre..” (o
sea representar).
Expresado de esta manera el
texto es ambiguo e inexacto, y mezcla verdades (posibilidad
de que Cristo sea
representado por un hombre) con falsedades (posibilidad
de que Cristo sea
reemplazado por un hombre).
Paralelamente el Catecismo católico hace otras afirmaciones sorprendentes, como que NUESTRA CONCIENCIA es el primero de todos los vicarios de Cristo... (?)
«La
conciencia es una ley de nuestro espíritu, pero que va más allá de él, nos
da órdenes, significa responsabilidad y deber, temor y esperanza...La
conciencia es la mensajera del que, tanto en el mundo de la naturaleza
como en el de la gracia, a través de un velo nos habla, nos instruye y nos
gobierna. La conciencia es el primero de todos los vicarios de
Cristo (Newman, carta al duque de Norfolk 5).»
Catecismo Nº 1778
Aplicando un sencillo
ejercicio de lógica al Catecismo 1778 (también dogma de fe católico romano,
que debe ser obligatoriamente creído) se puede
inferir entonces que “el vicariato de mi conciencia está SOBRE el
vicariato del Sumo Pontífice, porque es el
primero de todos. Con lo cual no estaría mal si obedezco a mi
conciencia antes que al mismo Papa, o por lo
menos en igual medida...”. Por supuesto esto será
rechazado como falaz por cualquier defensor de los dogmas romanos, pero...
lejos de ser un silogismo, es sencilla y directamente lo que se lee...
Si aceptamos como cierto
lo afirmado por la Iglesia Católica en el Catecismo 1778, deberíamos
entender, a priori, que la conciencia humana es básicamente BUENA (porque
"es el primero de todos los vicarios de Cristo"). ¿Es esto cierto?
"Pues el propósito de este mandamiento es el amor nacido de corazón
limpio, y de buena conciencia, y de fe no fingida."
(1°Ti 1:5) Aquí el apóstol es específico, y con su declaración enuncia la
posibilidad de que existan corazones limpios o sucios, conciencias
buenas o malas, fe
fingida o no fingida; porque si la conciencia fuera buena "a
priori", pues, no haría falta aclararlo. De su específica aclaración se desprende que
es factible encontrar, entonces, corazones sucios, conciencias malas y fe
fingida..."Este mandamiento, hijo Timoteo, te
encargo, para que conforme a las profecías que se hicieron antes en cuanto
a ti, milites por ellas la buena milicia, manteniendo la fe y buena
conciencia, desechando la cual naufragaron en cuanto a la fe
algunos.." (1°Ti 1:18-19). "Los
diáconos asimismo deben ser honestos, sin doblez, no dados a mucho vino,
no codiciosos de ganancias deshonestas; que guarden el misterio de la fe
con limpia conciencia." (1°Ti 3:8-9). Y más que claro
queda si leemos la siguiente declaración del apóstol Pablo a los
Corintios:
"Pero
no en todos hay este conocimiento; porque algunos, habituados hasta aquí a
los ídolos, comen como sacrificado a ídolos, y su conciencia,
siendo débil, se contamina."
(1°Cor 8:7)
Sin embargo, el CIC 1778
enseña que: "La
conciencia es el primero de todos los vicarios de Cristo.."
Escrito está:
"No hay quien entienda, No hay quien
busque a Dios. Todos se desviaron, a una se
hicieron inútiles; No hay quien haga lo bueno,
no hay ni siquiera uno.."
(Romanos 3:11-12)
"Así que, hermanos, teniendo libertad para entrar en el Lugar Santísimo
por la sangre de Jesucristo, ...acerquémonos con corazón sincero, en plena
certidumbre de fe, purificados los corazones de mala conciencia,..."
(Hebreos 10:19-22, Reina-Valera 1960)
"Esto supuesto, hermanos, teniendo la firme esperanza de entrar en el
Sancta Sanctorum ó Santuario del Cielo por la sangre de Christo,
...lleguémonos a Él con sincero corazón, con plena fe, purificados los
corazones de las inmundicias de la mala conciencia,..."
(Hebreos 10:19-22, Torres Amat, Vulgata Latina)
Basándonos en la Palabra
infalible de Dios cuando declara que la conciencia humana puede ser tanto
buena y limpia como su contrario (sino no sería necesario aclarar que las
hay "buenas y limpias"), podemos afirmar sin temor a equivocarnos que
enseñar que nuestra humana conciencia puede ser vicario (sustituto)
de Cristo (y no solo eso... ¡el primero!) no es otra cosa que doctrina de
demonios, y "otro evangelio", tal cual advirtiera el apóstol Pablo en Gal
1:8.
Pienso que este laberinto doctrinal, al que es sometido el
honesto fiel católico, no es más
que una estrategia para que, rendido de intentar comprender las “riquezas
espirituales que la Iglesia administra”, termine aceptando una obediencia
ciega e ignorante a todo lo que la Santa Madre Iglesia disponga “para bien
de su salud espiritual”.
Cuán evidente y claro
contraste con el mensaje evangélico registrado en las Sagradas
Escrituras...
Embajadores (representantes) de Cristo
Dice la Iglesia Católica:
«Este
sacramento (del Orden)
configura con Cristo mediante una gracia especial del Espíritu Santo a fin
de servir de instrumento de Cristo en favor de su Iglesia. Por la
ordenación recibe la capacidad de actuar como representante de Cristo,
Cabeza de la Iglesia, en su triple función de sacerdote, profeta y rey.»
Catecismo 1581
La Iglesia Católica
enseña y proclama que por la ordenación sacerdotal se recibe la
capacidad de actuar como representantes de Cristo...
Sin embargo,
la Biblia
dice que cualquiera de Sus
discípulos, sin ningún tipo de ordenación especial, puede
(y debe) “servir de instrumento de Cristo a favor
de la Iglesia” y actuando como Su representante.
Escrito está:
“De
modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas
pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.
Y todo esto proviene de
Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por Cristo, y nos dio el
ministerio de la reconciliación;
que Dios estaba en Cristo
reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus
pecados, y nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación.
Así que, somos
embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogase por medio de
nosotros; os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios.
Al que no conoció pecado,
por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de
Dios en él.” (2ºCor
5:17-21)
Para quien suponga
que cuando el apóstol Pablo habla de “nosotros” se
está refiriendo
exclusivamente a los apóstoles (“..somos
embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogase por medio de nosotros..”),
respondemos que
es pertinente leer
el versículo 21, cuando dice: “Al
que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros
fuésemos hechos justicia de Dios en él.” Al decir nuevamente
“nosotros” , indica claramente que está hablando de TODOS los renacidos
espiritualmente como hijos de Dios,
redimidos por la sangre de Cristo, ya que no sólo los apóstoles fueron
hechos “...justicia de Dios en él
(Jesucristo).”, sino todo aquél que
en Él cree. Paralelamente podemos ver en la Escritura a otros hombres, que
no eran apóstoles, predicando el Evangelio de salvación, sirviendo a la
Iglesia como embajadores (representantes) de Cristo (Lc 10:1-11; 2°Ti
4:1-5; Judas 1:1-4; Mr 5:18-20; Hch 18:24-28; etc.).
El
Espíritu Santo
Si existe un Vicario de
Cristo en la Tierra,
pues, es el Espíritu Santo de Dios.
"Durante cuarenta días
se sucedieron las apariciones del Señor resucitado y las nuevas enseñanzas
(la recta comprensión del Antiguo Testamento, la venida del Espíritu Santo
y la misión mundial de la iglesia) prepararon a los creyentes para la
nueva era iniciada por la Ascensión (Lc 24.51; Hch 1.9ss). A los diez días
de esta, el Señor Jesucristo, ya glorificado y «sentado a la diestra del
Padre» (Heb 8.1; cf. Hch 2.33), envió su Espíritu (Pentecostés), que
también procede del Padre, como su vicario en este mundo.
Excepcionales fueron las apariciones a Esteban (Hch 7.55–59) y a Saulo de
Tarso (Hch 9.33ss//; 1 Co 15.8) y la visión apocalíptica de Juan, en
Patmos (Ap 1.10ss). El Nuevo Testamento vislumbra como próxima aparición
de Jesucristo su Segunda Venida para juzgar al mundo (Hch 1.11). Entonces
«todo ojo le verá» (Ap 1.7)."
[1]
En este sentido, correctamente el Catecismo dice:
“Solamente cuando ha llegado la Hora en que va a ser glorificado Jesús
promete la venida del Espíritu Santo, ya que su Muerte y su Resurrección
serán el cumplimiento de la Promesa hecha a los Padres (cf. Jn 14, 16-17.
26; 15, 26; 16, 7-15; 17, 26): El Espíritu de Verdad, el otro
Paráclito, será dado por el Padre en virtud de la oración de Jesús; será
enviado por el Padre en nombre de Jesús; Jesús lo enviará de junto al
Padre porque él ha salido del Padre. El Espíritu Santo vendrá,
nosotros lo conoceremos, estará con nosotros para siempre, permanecerá con
nosotros; nos lo enseñará todo y nos recordará todo lo que Cristo nos ha
dicho y dará testimonio de él; nos conducirá a la verdad completa y
glorificará a Cristo. En cuanto al mundo lo acusará en materia de
pecado, de justicia y de juicio.”
Catecismo N° 729.
Reflexionando sobre lo
afirmado en el Catecismo N° 729, ¿cuál es la necesidad, entonces, de que
un magisterio “infalible” de obispos interprete la
Biblia, si existe LA PROMESA DE
DIOS de que enviará al Espíritu de Verdad (Espíritu Santo), quien estará
con nosotros para siempre, nos enseñará todo, dará testimonio de Cristo
recordándonos todo lo que Él dijo y nos conducirá a la Verdad completa…?
El
apóstol Pedro no se consideró Vicario de Cristo
En ningún lugar de la
Escritura el apóstol Pedro hace
mención de poseer algún Primado sobre la Iglesia (habiendo tenido
oportunidades claras para hacerlo), ni mucho menos se reconoce como
sustituto (vicario) de Cristo. Al presentarse lo hace como "siervo y
apóstol de Jesucristo" y se dirige a los ancianos de la Iglesia como
uno de su misma condición, a pesar de que, cuando lo dice, Jesús "ya"
había muerto, resucitado y ascendido (como previamente se preocupara de
dejar bien en claro el sitio católico churchforum.org.mx)
"Simón Pedro, siervo y apóstol de Jesucristo..." (2°Pedro 1:1)
"Ruego a los ancianos que están entre vosotros, yo anciano también con
ellos..." (1°Pedro 5:1)
Si los actuales Papas
Romanos dicen ser los sucesores del apóstol Pedro, es extraño que ahora
reclamen títulos que el mismo apóstol nunca manifestó poseer.
En definitiva, y para
guardar compatibilidad y coherencia con el resto de la enseñanza dogmática de la
Iglesia Católica Apostólica Romana (sucesión apostólica), el Romano Pontífice sería, a lo
sumo, el VICARIO DEL APÓSTOL PEDRO.
Inocultable ambición de poder
Históricamente el Papado a mantenido constante sus
altas pretensiones de poder, absolutamente en todos los planos que le
fuera posible: espiritual-político-económico, y nada más oportuno y útil
para tales fines que el arrogarse el título, entre muchos otros, de nada
menos que "Vicario de Jesucristo".
Uno de los ornamentos papales que mejor representa esta
ostentación de poderío ha sido, sin dudas, la Tiara Pontificia o
Triregno, utilizada desde el siglo VIII
[2]
hasta exactamente el año 1963 (cuando
el Papa Paulo VI, en un "dramático gesto de humildad" (según
afirma el Vaticano), decide abandonar
definitivamente tan impertinente y anti-evangélica manifestación)
Tomado de: http://www.conocereislaverdad.org/vicario.htm
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